En diciembre de 2018, Kepa Junkera sufrió un ictus hemorrágico en Gante, Bélgica, que lo dejó en coma tras ser operado de urgencia. La noticia sorprendió a su entorno, acostumbrado a verle actuar incluso enfermo. Su familia viajó desde Bilbao entre la incertidumbre y la dificultad de comunicarse con el personal médico. Al despertar, solo podía comunicarse con los ojos. El impacto emocional fue profundo, especialmente para sus hijos, que lo vieron irreconocible en la UCI. El episodio repasa el contexto médico, la gravedad de la lesión y los primeros días tras el accidente. También se cruzan las historias de otras familias afectadas por ictus, como la de Sonia Navas. Tras varias operaciones y meses en cuidados intensivos, Kepa fue trasladado a Bilbao y luego a un centro de rehabilitación en Mondragón. El relato transmite la dureza del proceso y la fuerza interior de Kepa. A pesar de las secuelas, su memoria y voluntad artística seguían intactas.