“Es mi vida” -dice quien levanta muralla para no ser reprendido. Pero ¿es realmente su vida? Consideremos que él no se engendró ni concibió a sí mismo; tampoco puede retener su propia vida a voluntad, un día saldrá su aliento final y no podrá evitarlo. Entonces, ¿Cómo dice que puede hacer lo que quiera porque se trata de su vida?

En realidad, la parábola no trata del hijo pródigo, sino del amor del Padre Celestial y de la dificultad de los judíos como el hermano mayor para aceptar su gracia hacia los pecadores.

El salmo 107 no tiene un autor específico; pero se enfoca en alabara Dios por su bondad y misericordia, con la cual, ha salvado a su pueblo de todo mal. El Señor Jesús nos enseñó a incluir en nuestras oraciones el ser librados del mal y este salmo lo ejemplifica perfectamente.

Al inicio y al final del salmo alaba a Dios con la exclamación: “¡aleluya!”.Alabanzas que parecen un paréntesis conteniendo las muchas rebeliones de Israel relatadas en los versículos interiores como añadiendo información del por qué alabar a Dios: su enorme gracia. La vida es semejante: tiene muchos errores, pero siempre la gracia de Dios ayudándonos, su gracia es el paréntesis de nuestra vida, por lo que le alabaremos.

Almas Torcidas | Ps. Roberto Tinoco

Domingo 22 Junio 2025

Nuestra enorme necesidad de descansar. El cuerpo se cansa fácilmente, el alma no es muy diferente. El cuerpo se cansa hasta de no hacer nada y tiene que comer casi a todas horas para reponer sus fuerzas. Es una frágil casa debarro que se desmorona con el tiempo.

Tenemos cicatrices en el cuerpo, evidencia de que cometemos errores. También tenemos cicatrices en el alma por la misma razón; y también hemos producido cicatrices en otros.

“no pensé que me fuera a pasar a mí” –suelen decir aquellos que experimentan un mal tiempo. Cáncer, accidente, divorcio. “No pensé queme fuera a pasar a mí” –he oído decir. Tratándose de necesitar misericordiaes semejante, pues normalmente nos colocamos en la posición de ser quienes ayuden a otros y de no necesitar ayuda de nadie. Somos los santos, otros los caídos; somos los sanos, otros los enfermos; somos los bendecidos, otros los sufrientes. Pero la Palabra de Dios nos ubica haciéndonos saber que si tenemos una nueva identidad y posición, se debe a la misericordia divina que nos rescató.

Como el que se quema medio cuerpo quedándose dormido con medio cuerpo en el sol y medio cuerpo en la sombra. Así es el alma entre el dolor y la esperanza.