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Sophie Dupont assists her father in his studio, keeping her own artwork out of sight. In private she paints the Devon coast, popular with artists - including handsome Wesley Overtree. Captain Stephen Overtree is accustomed to taking on his brother Wesley's responsibilities. However, Stephen is stunned to learn Wesley has sailed for Italy and left his host's daughter in serious trouble. Stephen feels duty-bound to act and so proposes to Sophie to save her from scandal.

Abigail Foster is the practical daughter, and she fears she will end up a spinster. Facing financial ruin, Abigail and her father search for more affordable lodgings, until a strange solicitor arrives with an astounding offer: the use of a distant manor house that has been abandoned for 18 years. The handsome local curate welcomes them but offers a stern warning: beware of rumours that Pembrooke Park contains a secret room filled with treasure.

Abigail Foster fears she will end up a spinster, especially as she has little dowry to improve her charms and the one man she thought might marry her - a longtime friend - has fallen for her younger, prettier sister. When financial problems force her family to sell their London home, a strange solicitor arrives with an astounding offer: the use of a distant manor house abandoned for 18 years. The Fosters journey to imposing Pembrooke Park and are startled to find it entombed as it was abruptly left.

With the stunning prose and engaging characters of The Silent Governess, Christy Award finalist Julie Klassen whisks listeners away to Regency England for a compelling tale of romance and intrigue. Thinking she’s guilty of a crime, Olivia Keene flees her home and stumbles upon a grand estate—and a damaging secret. To ensure her silence, Lord Bradley insists she serve in his opulent manor.

After enjoying London's sophisticated society and the attentions of wealthy suitors, Lilly returns home to help her ailing dad. Determined to resurrect his apothecary business, Lilly labors tirelessly - praying her family's secrets and her rivals' schemes won't cloud her future.

When their father's death leaves them impoverished, Sarah Summers and her genteel sisters fear they will be forced to sell the house and separate to earn livelihoods as governesses or companions. Determined to stay together, Sarah convinces them to open their seaside home to guests to make ends meet and provide for their ailing mother. Instead of the elderly invalids they expect to receive, however, they find themselves hosting eligible gentlemen. Sarah is soon torn between a growing attraction to a mysterious Scottish widower and duty to her family.

Lord Bradley acaba de enterarse de un terrible secreto, algo que, de saberse, cambiaría su vida para siempre. Cuando avista una figura en la lejanía, teme que sea un espía o un ladrón a oídos del cual hayan llegado las devastadoras noticias. Pero se lleva una sorpresa mayúscula al descubrir que el intruso no es sino una mujer, o lo que queda de ella, pues han intentado estrangularla. Debido al ataque sufrido, la joven no puede hablar, pero aún así, Bradley teme que sea capaz de divulgar su secreto.

Mientras Lilly trabaja en la botica de su padre, preparando hierbas y remedios de memoria, nunca deja de pensar en su madre, que les abandonó cuando ella era todavía una niña. Todo el mundo en el pueblo murmura sobre lo sucedido, pero nadie le cuenta nada y su padre tampoco habla del asunto.

En Ivy Hill, un pueblecito situado en una colina, está Bell Inn, la posada que es el alma del pueblo, allí donde se detienen los coches de postas, donde llegan las noticias, el correo, los viajeros y los productos más diversos. Jane Bell vive junto a la posada, el negocio de su marido. En tiempos fue una gran dama, pero lo dejó todo por amor, para casarse con el posadero. Él le prometió que la trataría como a una reina y que nunca tendría que trabajar…

Rachel Ashford vive en Ivy Cottage con Mercy Grove. Ella es una señorita que ha ido a menos y tiene que encontrar la manera de ganarse la vida. Las mujeres del pueblo la animan a que abra una biblioteca por suscripción con los muchos libros que ha heredado y los que ha recibido en donación. Lo que no espera es encontrar un par de asuntos misteriosos entre ellos… Y menos que, quien un día le rompió el corazón, la ayude a buscar pistas.

Margaret Macy se ve obligada a disfrazarse y huir de Londres con la única ayuda de su doncella para evitar casarse con un hombre que solo persigue su herencia. Sin dinero ni un sitio adonde ir, consigue trabajo como criada en la mansión de un antiguo pretendiente, Nathaniel Upchurch, al que una vez rechazó, pues creía estar enamorada de su hermano.

Laura Callaway sale a pasear todos los días por la playa, en la costa de Cornualles, una zona conocida por los muchos naufragios que allí se producen y por los pocos supervivientes que quedan. Ella misma, que es huérfana y vive con su tío, un párroco casado con una mujer a la que poco importa, se siente como un náufrago, pues es huérfana y esa casa no es su hogar.

Rebecca Lane regresa a su pueblo preocupada por su hermano. Este parece ver fantasmas, como si estuviera perdiendo la razón. Cuando llega, este le pide que se quede con él en Swanford Abbey, un lujoso hotel que en tiempos fue una abadía medieval, un lugar del que la gente dice que está embrujado. Su hermano espera la llegada de un autor famoso, alguien que un día les traicionó, para que lo ayude a publicar ahora su manuscrito. Y para colmo, allí se topa con una persona que vuelve de su pasado, un hombre que un día le rompió el corazón; sir Frederick, antiguo vecino, baronet y magistrado.

Abigail Foster no quiere acabar siendo una solterona, pero sabe que su minúscula dote no le va a servir para incrementar sus encantos, y el único hombre que ella creía que le pediría su mano, un amigo de toda la vida, resulta que se ha enamorado de su hermana pequeña, más bonita que ella. Cuando los problemas financieros fuerzan a su familia a vender su casa de Londres, un extraño abogado aparece con una oferta increíble: pueden irse a vivir a una lejana casa señorial que lleva dieciocho años abandonada.

Ivy Hill sigue siendo un lugar idílico en el que muchos de los aldeanos han encontrado el amor… Pero no todos. Jane Bell está hecha un lío. Gabriel Locke ha vuelto y le ha dejado claras sus intenciones, pero ella no quiere dejar su posada, y las cosas se complican cuando regresa al pueblo alguien a quien no esperaba. Luego está Mercy Grove, que ha perdido su escuela y sigue soltera. Está enamorada, sí, pero de una persona que está fuera de su alcance, así que tal vez lo mejor sea marcharse para siempre.

Als der Tod ihres Vaters sie verarmt zurücklässt, überredet Sarah Summers ihre Schwestern, ihr Haus an der Küste von Devonshire für Gäste zu öffnen, um ihre kranke Mutter zu versorgen. Die vier Schwestern sind fest entschlossen zusammenzuhalten und beginnen gemeinsam das neue Unternehmen. Bald übernachten die unterschiedlichsten Gäste bei ihnen in der Pension.

Disgraced eldest sister Claire Summers has been living in exile as companion to a stern great-aunt in Scotland. About to lose her place and longing to be reconciled with her estranged family, Claire sees an advertisement from someone looking for a “respectable female partner” in a Sidmouth boarding house. Is it a sign? She answers the ad, hoping she has not made another reckless mistake. When she meets the handsome, secretive proprietor, she wonders what he’s hiding and if he’s any more trustworthy than the nobleman who betrayed her years ago.

When the Duke and Duchess of Kent and their daughter—the future Queen Victoria—rent neighboring Woolbrook Cottage for the winter, the Summers sisters are called upon to host three of the royal family’s male staff in their seaside house. But they soon realize they’ve invited secrets and intrigue into their home. Meanwhile, Emily Summers longs to become an author. A local publisher offers to consider her novel if she will first write a Sidmouth guidebook for him. Emily agrees and begins researching the area with help from the Duke of Kent’s handsome private secretary.

A la muerte de su padre, Sarah Summers y sus hermanas quedan sumidas en la pena… y la pobreza. Con el fin de ayudar a su madre enferma, Sarah convence a sus hermanas de abrir a huéspedes la casa que tienen junto al mar. Emily y Georgiana están de acuerdo, pero no Viola, que tiene que llevar un velo para ocultar una cicatriz que tiene en la cara. Cuando se embarcan en el proyecto, no esperan recibir otros visitantes que ancianos o convalecientes, pero no, también las visitan caballeros que están de buen ver.